P
pgarvi
Guest
Una tarde un famoso y adinerado abogado iba en su limosina cuando vio a dos hombres a la orilla de la carretera comiendo pasto. Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a investigar.
Le preguntó a uno de ellos: - ¿Por qué están comiendo pasto, muchacho? - No tenemos dinero para comida. - dijo el pobre hombre - por eso tenemos que comer monte. - Bueno, entonces vengan a mi casa y yo los alimentaré - dijo el abogado. - Gracias, don, pero tengo esposa y dos piojosos conmigo. Están allí, debajo de aquél árbol. - Que vengan también, - dijo el abogado. Volviéndose al otro pobre hombre le dijo: - UD. también véngase, mi amigo El hombre, con una voz lastimosa dijo: - Pero, Sr., yo también tengo esposa y SEIS hijos conmigo! - Que se vengan ellos también. - respondió el abogado. Entraron todos en el enorme y lujoso coche, lo que no fue fácil, aún para un automóvil tan grande como la limusina. Una vez en camino, uno de los pobres tipos miró al abogado y le dijo: - Sr., Ud. es muy bueno. Gracias por llevarnos a todos con UD. El abogado le contestó: -¡Hombre, mano, no tenga pena, estoy feliz de hacerlo!. Les va a encantar mi casa.... ¡El monte está como de metro y medio de alto!
Le preguntó a uno de ellos: - ¿Por qué están comiendo pasto, muchacho? - No tenemos dinero para comida. - dijo el pobre hombre - por eso tenemos que comer monte. - Bueno, entonces vengan a mi casa y yo los alimentaré - dijo el abogado. - Gracias, don, pero tengo esposa y dos piojosos conmigo. Están allí, debajo de aquél árbol. - Que vengan también, - dijo el abogado. Volviéndose al otro pobre hombre le dijo: - UD. también véngase, mi amigo El hombre, con una voz lastimosa dijo: - Pero, Sr., yo también tengo esposa y SEIS hijos conmigo! - Que se vengan ellos también. - respondió el abogado. Entraron todos en el enorme y lujoso coche, lo que no fue fácil, aún para un automóvil tan grande como la limusina. Una vez en camino, uno de los pobres tipos miró al abogado y le dijo: - Sr., Ud. es muy bueno. Gracias por llevarnos a todos con UD. El abogado le contestó: -¡Hombre, mano, no tenga pena, estoy feliz de hacerlo!. Les va a encantar mi casa.... ¡El monte está como de metro y medio de alto!