iBiza mágica, culto a la música, tecnología y DJ

mislata

Mislata
iBiza mágica, culto a la música, tecnología y DJ

100.000 euros por pinchar 2 horas en una discoteca Los DJs más famosos viven como las estrellas del rock y disfrutan de sueldos millonarios

Entrar en una discoteca ibicenca de renombre, digamos Pacha, Amnesia o Space, cuesta entre 30 y 60 euros, según la noche. Pedirse una copa ronda los 12.

Está claro que las noches de fiesta salen caras en esta isla, convertida en el templo de la música electrónica.

De hecho, entrar a un club de moda ya casi es tan caro como comprar una entrada para ir a un concierto de alguna estrella del rock; los pinchadiscos son las nuevas ‘celebrities’, con su propio club de fans, merchandising, manager, giras mundiales y unos sueldos astronómicos: el caché de los ‘top deejays’ internacionales no baja nunca de 40.000 euros por una actuación de dos horas y sostienen una infraestructura montada a su alrededor que los convierte en empresas milimétricamente ajustadas.

¿Quién dijo que la electrónica era sólo ‘chunta-chunta’?

Un DJ, como se conoce a los pinchadiscos, es algo más que un selector de música.

Hace más de 50 años, cuando todavía las primeras discotecas no habían visto la luz y la gente montaba fiestas y guateques, nombrar al encargado de elegir la música (casi siempre casetes) era un acto totalmente ligado al baile.

El que menos posibilidades tuviera de encontrar con quién bailar acabaría asumiendo las funciones de pinchadiscos.
Nada de electrónica, en aquellos años sonaban éxitos del pop y del rock.

En los 70 llegó el cambio


Los años fueron avanzando y lo del baile en pareja quedó anticuado. Se inventó el concepto de discoteca tal y como hoy en día lo entendemos, es decir, lugares donde uno bailaba sin pareja, sin una expresa necesidad de hacerlo bien y al amparo de la oscuridad.

De Nueva York a Londres, el germen de las discotecas se expandió y colonizó todas las urbes hasta llegar a Ibiza, donde la conjunción entre el movimiento hippie, los años setenta, la naturaleza bucólica de la isla, la experimentación con las drogas y la llegada de la música disco generó un momento único. ¿Y qué pasó con el que ponía las canciones?
Bueno, el más feo ya no tenía que escudarse detrás de los vinilos.


La revista británica ‘DJmag’, una de las voces con mayor autoridad dentro del mundillo de los pinchadiscos, compila desde hace trece años en una lista a los 100 mejores ‘disc-jockeys’ del mundo.

Armin Van Buuren, un tipo holandés que además de pinchar ‘trance’ (uno de los más de 200 subgéneros que existen dentro de la música electrónica) es abogado y productor, lidera el prestigioso ranking desde 2007.

El trono ha sido ocupado anteriormente por nombres como Paul Van Dyck, Tiësto, Carl Cox o John Digweed. Es decir, la élite.

Los top DJs ya no tienen nada que envidiar a las superestrellas de otros géneros; son tan conocidos y tan aclamados como ellos.

En el caché hay oscilaciones espectaculares, pero algunos están a la altura de los iconos del rock y el pop

relata Rafael de Siria, responsable de comunicación de la discoteca Space Ibiza.

Es difícil dar datos exactos, pero el caché de David Guetta, por nombrar alguno, puede oscilar entre 50.000 y 100.000 euros por una sesión de dos horas y puede cobrar más si se trata de una fecha como Nochevieja.

Tiësto, por su parte, nunca baja de los 40.000 euros por bolo». Y eso que Guetta ‘sólo’ está considerado como el tercer profesional más importante del mundo

según ‘DJmag’.

La vida de los diez primeros y mejores DJs que existen sí puede asemejarse a la de las estrellas, pero la del resto no creo que esté a la altura, por mucho que algunos se empeñen

puntualiza Mar-T, desde 1999 DJ residente de la mítica discoteca Amnesia de Ibiza.


La electrónica Ibiza

Hay dos conceptos inseparables en la música electrónica: no hay club sin DJ y no hay DJ sin club. Separados se les haría difícil sobrevivir.

Son dos mundos que se retroalimentan. En el caso de Ibiza, los DJs se hacen más grandes cuando pinchan en los principales clubs, cualquiera desea pinchar en la isla

cuentan desde Space Ibiza, discoteca considerada el primer afterhour del mundo.


Pero, ¿qué hace de la isla pitiusa el templo de la electrónica?

¿Cuál es su secreto?

Puedes pasar de la paz y el encanto natural de sus calas al frenesí de las noches con más calidad musical y de público del mundo. El movimiento que se generó en Ibiza posicionó a la isla como un lugar único y con unas discotecas singulares en el mundo. Es magia


explica Valentino Barrioseta, responsable de marketing y comunicación de Amnesia.

En Ibiza no se esperan reuniones serias de trabajo, pero sí muchos eventos donde socializar durante las 24 horas. Todo el que se mueve en la escena pasa por la isla en algún momento del verano y acabas conociendo a, literalmente, toda la gente importante o interesante

opina Mona Rennalls, que lleva representando a DJs de la talla de Bob Sinclair desde hace 15 años.

¡Hey, Mr. DJ!

La audiencia cada vez es más exigente y el sustento de una discoteca se basa, prácticamente, en el público que puedan mover y en los patrocinadores que ayuden a sufragar los grandes gastos de producción que originan los espectaculares montajes que se programan en estas salas.


A la hora de contratar DJs, se intenta ir siempre un paso por delante, sorprendiendo pero siempre ofreciendo algo que tenga el suficiente tirón para llenar una sala de 6.000 personas cuenta Barrioseta.

Los gustos de la gente cambian y todos los años hay nuevas estrellas, nuevos estilos y hay que saber adaptarse a ellos y ser los primeros en ofrecer lo que está por venir

Se busca la calidad musical, una estrella con gancho pinchando en la cabina y un público ‘fiel’ al tipo de noches que ofrecen estos ‘superclubs’ dispuesto a dejarse una bonita cantidad de dinero.

Al grito de «¡Hey, Mr. DJ!»,

Madonna pedía a los pinchadiscos en su canción ‘Music’ que pusieran pistas para que burgueses y rebeldes se unieran.

Para ser un buen DJ hay que ser un gran selector musical, tener psicología para leer lo que la gente quiere bailar.
El buen DJ se tiene que adaptar

explica Mar-T. Adaptarse para que noche tras noche burgueses y rebeldes acaben pidiendo aquello de:

please, don’t stop the music
 
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